La ya larga polémica suscitada en torno al sistema de certificación propio de Alaska frente al del Marine Stewardship Council (MSC), por la que las pesquerías del estado norteamericano decidieron plantarle cara al sello del MSC y apostar por su marca regional como garantía de calidad, parece que va llegando a su fin. Y es que muchos de los procesadores que en su momento se pusieron al frente de la marca Alaska están planeando volver a adherirse al MSC.

Este cambio de postura sugiere que los productores de Alaska están apuntando en todas las direcciones en un intento de hacer frente a un mercado caracterizado por un alto stock de pescado congelado remanente de la temporada pasada, unido a unas excelentes perspectivas de capturas para la que se aproxima, y a una demanda global debilitada por la fortaleza del dólar estadounidense.

De acuerdo a declaraciones de estos procesadores, su principal objetivo es no dejar pasar la oportunidad de ofrecer al comprador la opción de decantarse por ambas certificaciones. Y es que una garantía no quita a la otra y de todos es sabido que la unión hace la fuerza (y abre nichos de mercado).